Reflexión del texto La naciente pasión afgana por la tele
Por Karina Moreno Rojas
Este texto me gustó mucho, es breve y crítico sin manifestar abiertamente opiniones del periodista, sino a través de contradicciones que refleja con cifras de desabasto de los servicios básicos, el analfabetismo y el constante daño y peligro de la guerra frente al entretenimiento colectivo o individual, según el género, de afganos pendientes a la televisión, principalmente a los melodramas o telenovelas, de las cuales dicen aprender aspectos de la realidad.
Resulta interesante como inicia el autor, al relatar la experiencia de Sediqui vivida hace siete años, mismo que ahora es reconocido como celebridad de la televisión afgana.
A mi parecer, el relato manifiesta la inocencia y quizá también ignorancia de los afganos, quienes consideran que las problemáticas que observan en las telenovelas “enseñan cosas sobre la vida”, cuando bien es sabido que son en su mayoría historias baratas que reflejan una supuesta realidad en donde los buenos siempre ganan y el amor vence al mal.
Por otro lado, reconocen a la televisión como un medio comunicativo que dice la verdad sólo porque “en todo el mundo las suegras se dedican a buscar pleito”, esto es algo sin ningún valor o aspecto sustentable.
Finalmente, es interesante como las personas ven en la pantalla de televisión todo aquello que desconocen y que jamás podrán tener, como alimentos de alta cocina que no podrán probar pues se encuentran en restaurantes caros a los cuales no acudirán; o programas donde se dedican a contar historias en las cuales no hay ningún problema bélico, los únicos conflictos son amoríos inconclusos.
Este texto me gustó mucho, es breve y crítico sin manifestar abiertamente opiniones del periodista, sino a través de contradicciones que refleja con cifras de desabasto de los servicios básicos, el analfabetismo y el constante daño y peligro de la guerra frente al entretenimiento colectivo o individual, según el género, de afganos pendientes a la televisión, principalmente a los melodramas o telenovelas, de las cuales dicen aprender aspectos de la realidad.
Resulta interesante como inicia el autor, al relatar la experiencia de Sediqui vivida hace siete años, mismo que ahora es reconocido como celebridad de la televisión afgana.
A mi parecer, el relato manifiesta la inocencia y quizá también ignorancia de los afganos, quienes consideran que las problemáticas que observan en las telenovelas “enseñan cosas sobre la vida”, cuando bien es sabido que son en su mayoría historias baratas que reflejan una supuesta realidad en donde los buenos siempre ganan y el amor vence al mal.
Por otro lado, reconocen a la televisión como un medio comunicativo que dice la verdad sólo porque “en todo el mundo las suegras se dedican a buscar pleito”, esto es algo sin ningún valor o aspecto sustentable.
Finalmente, es interesante como las personas ven en la pantalla de televisión todo aquello que desconocen y que jamás podrán tener, como alimentos de alta cocina que no podrán probar pues se encuentran en restaurantes caros a los cuales no acudirán; o programas donde se dedican a contar historias en las cuales no hay ningún problema bélico, los únicos conflictos son amoríos inconclusos.
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