Conservadurismo derechista
Por Karina Moreno Rojas
¤ ¿Existe la izquierda y la derecha en México?
¤ El conservadurismo, característica de las posturas políticas actuales.
¤ Los políticos católicos integristas son representantes de la derecha e izquierda radical.
¤ Los medios de comunicación considerados como: arcaicos, interesados, antidemocráticos, manipuladores y principales culpables de la ignorancia y desinformación de la gente.
México 1º de mayo del 2008. A sólo algunos días de haber terminado el Seminario de Estudios Avanzados: ciclo de primavera 2008 en el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM titulado Gobierno, derecha moderna y democracia en México, mismo que fue coordinado por Roger Bartra y Francisco Valdés Ugalde, las conclusiones siguen en el aire y aún no se sabe si existe democracia y derecha moderna en México.
Hay que comenzar por precisar lo que se propuso respecto a la derecha y la izquierda mexicanas. El primero que se lanzó al ruedo fue Juan Molinar Horcasitas, director general del Instituto Mexicano del Seguro Social, quien se pronunció a favor de la dicotomía entre izquierda y derecha al tener por “valores entrañables” a la igualdad y la libertad respectivamente.
Definió lo que él llamó las “libertades liberales” que son: libertad de expresión, libertad de asociación y libertad de empresa. La pregunta es ¿en cuál cabe la libertad de la mujer para decidir practicarse un aborto?, creo que, como Jorge Alcocer le dijo, “la derecha sufre incomodidad con las verdaderas libertades”.
Sesiones posteriores, Teresa Ortuño, senadora por el Partido Acción Nacional (PAN) desde el año 2006, aseguró la inexistencia de etiquetas que diferencien a la izquierda y la derecha y se autodefinió como “optimista” en pro del beneficio de la sociedad, pues “no estoy a favor de la indefinición… hay que ser distintos y distinguibles” y planteó ésta nueva clasificación, creo que pensó que a falta de dicotomías había que inventar una.
“Espero que no se sientan los de derecha identificados con el PAN, pero sí los demócratas” afirmó la panista y comentó que, aunque les consideren de derecha porque están en contra del aborto y de la Ley de Convivencia, no lo son, pues promueven cambios en pro de la población mexicana.
Salvador Abascal, hermano de Carlos María Abascal, también reconoció la dicotomía izquierda-derecha a la cual definió como “una dinámica de formas más o menos reduccionistas de proyectos políticos contrarios”, aunque no abundó en el tema.
Jorge Alcocer, consejero de la Comisión Ejecutiva de Negociación y Construcción de Acuerdos (CENCA), al igual que Molinar y Abascal, se pronunció a favor de la dicotomía izquierda-derecha y criticó a ésta última tachándola de poco laica. “El Estado laico es algo que simplemente no pasa por la garganta de los panistas” propuso, por lo que temas como el aborto y la Ley de Convivencia representan verdaderos tabúes.
Habló del conservadurismo derechista dando varios ejemplos del presidente Vicente Fox y, recientemente los gobernadores de Jalisco y Guanajuato que han construido iglesias con el dinero del erario público. Disculpó el conservadurismo de la izquierda como una desafortunada herencia del Partido Institucional Revolucionario (PRI).
Ahora entonces, hay que partir de la idea que tanto derecha como izquierda se caracterizan por ser conservadoras. Al respecto, Francisco Valdés Ugalde, presidente del Consejo Superior de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), expresó que cuando hay intereses de por medio, la izquierda y la derecha se unen para protegerlos. Por ello, el progresismo y el conservadurismo no son características distintivas de la izquierda y la derecha respectivamente, sino elementos de ambas.
Por su parte, Macario Schettino, director del área de Negocios del periódico El Universal, aseveró que en México no existen los paridos liberales, sólo conservadores y, así continuará hasta que la población decida cambiar su pensamiento.
Es decir, que hablar de derecha e izquierda no es posible pues hay una mezcla entre ellas “y es que todos cuando tienen privilegios acaban queriendo conservarlos”. Ambos grupos proponen cambios pero también los frenan cuando afectan sus intereses particulares, “no hay partidos liberales en México, puros conservadores”.
Para Alfonso Lujambio, presidente del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) y Roger Bartra, investigador emérito del IIS, la ideología integrista y la exaltación de la identidad nacional son lastres que sufre “el corazón de la vieja derecha”, que desgraciadamente la identifican al ser sus características primordiales.
Muy a pesar de que Bartra mencionó que la diferencia entre izquierda y derecha en estos momentos residen en la economía de mercado (que sería un tercer lastre), reconoció que los dos anteriores determinan la ideología derechista al prevalecer el dogmatismo y lo antimoderno. Respecto a la exaltación de la identidad nacional planteó que en la cultura popular es donde los políticos refuerzan y apoyan sus posturas ideológicas, por eso la importancia.
Lujambio expuso lo que él considera el inicio de la transición del PAN hacia un partido moderado que sea de centro o centro derecha y aclaró que esto sucede desde 1965 con los panistas abstencionistas, liderados por Adolfo “Crisli” Ibarrola entonces presidente del partido. Posteriormente consideró: “el PAN vive una transición… pero hay un integrismo que sobrevive… coincido [con Bartra] que son lastres para la derecha panista la ideología integrista y la identidad en un pensamiento doctrinal”.
Rodrigo Guerra López, catedrático del Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana, reconoció el “lastre” del conservadurismo o ideología integrista. Tanto la “derecha e izquierda que son interpretaciones políticas de la política” han olvidado la defensa de la dignidad humana, sobre todo la derecha que se ha hecho pragmática y de un conservadurismo puro a pesar de estar basados en la perspectiva cristiana.
Soledad Loaeza definió a la izquierda y la derecha como etiquetas que ayudan a las personas a identificar las categorías políticas, a organizar la realidad y darle continuidad a los personajes. “La percepción de los polos políticos están bien identificados”, gracias a eso “se produjo una polarización ideológica en la ciudadanía” desde el 2000 reafirmándose en el 2006.
Contrariamente a todo lo anterior, Enrique Krauze, presidente de Clío y director de la revista Letras Libres, manifestó su inconformidad frente al vacío y pobreza conceptual dividiendo en derecha e izquierda, e instó a la posición académica ha discernir más no adjetivar o conceptualizar.
“Hay una pobreza conceptual a mi parecer reprobable”, pues a lo largo de la historia ha habido una hibridación entre supuestas derechas e izquierdas, términos que acuñan los académicos a ideologías políticas contrarias; lo verdaderamente relevante es “tener ideas prácticas y benéficas para la sociedad”.
“Los intelectuales de izquierda no aceptan que pueda haber una derecha moderna” destacó Jorge Castañeda, ex secretario de Relaciones Exteriores del 2000 al 2003, es por esto que se hizo latente el odio hacia Vicente Fox, porque él representó el fin del priísmo y el cambio a la democracia a través de la derecha y no de la izquierda revolucionaria; lo poco culto que era el expresidente fue el pretexto para atacarlo, sino ¿por qué no atacaron a otros presidentes de igual forma ignorantes como Luis Echeverría? Y sin más al respecto, Castañeda dejó sus propuestas sin profundizar en definiciones y conceptos.
Hasta el momento, todos los participantes definieron a la izquierda y la derecha como posturas políticas contrarias para identificación social, de las cuales, la derecha se caracteriza por el conservadurismo o ideología integrista y su íntima relación con los preceptos católicos.
Por tanto, no se puede dejar afuera un tema importante: la Iglesia, mismo que también salió a relucir durante el seminario. Para empezar hubo una fuerte critica hecha por Fernando González, doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad de París e investigador del IIS, hacia las sociedades reservadas mejor conocidas como El Yunque y su vinculación directa con Acción Nacional.
“La discusión no es saber si existe o no existe… sino saber cómo existe” El Yunque. Saber qué tipo de influencia tiene sobre las decisiones en materia pública como el rechazo al condón, la despenalización del aborto, el uso de la píldora del día siguiente, la eutanasia, entre otros. “El Yunque tiene el absoluto poder del PAN… y está metido en grupos empresariales”, recalcó.
Al respecto, Valentina Torres Septién, directora del Posgrado de la Universidad Iberoamericana, planteó que la educación privada, íntimamente relacionada con la Iglesia Católica en México y con El Yunque, es de derecha porque defiende el tradicionalismo, lo pasado, lo dogmático, busca conservar su ideología moralizante y sus privilegios.
“La Iglesia durante mucho tiempo ha luchado como defensora de la verdad… temía que al faltarles la educación doctrinal, las mentes de los niños se harían perversas” y olvidarían los principios morales y mandamientos religiosos que celosamente protege. Además, “al ser servidora de todos los hombres apela a su innegable derecho de crear escuelas para educar”. Por ello, la institución intentó la derogación del Artículo Tercero Constitucional en varias ocasiones, externó Torres Septién.
Ahora bien, se dijo que El Yunque es la parte política vinculada al catolicismo, entonces será importante considerar lo que Eduardo Ibáñez, investigador en Ciencias Políticas, propuso como políticos católicos. Éstos son “católicos que forman parte de la clase política y que aceptan su catolicismo” de manera pública. En México se desenvuelven bajo tres rubros: como católicos integristas, liberales o sociales.
Los católicos sociales “plantean el diálogo… están a favor de la democracia y son intransigentes”. Son los grupos a los que se les conoce como “uniones demócratas cristianas”.
Los integristas “son aquellos que ante varios acontecimientos plantean dinámicas de resistencia al cambio…son muy nacionalistas”, apoyan a los grandes monopolios, se ayudan de acciones paramilitares y simpatizan con la monarquía y gobiernos dictatoriales. Son conocidos como “conservadores radicales” que residen tanto en la derecha como en izquierda, y precisamente son los lastres de los que Bartra y Lujambio hablaron.
Finalmente, los católicos liberales no mezclan su fe privada con el discurso social, es decir, son creyentes pero no promueven las ideas católicas en las que creen. A éste grupo corresponde “la mayoría de los políticos mexicanos”, afirmó Ibáñez.
Ahora bien, que tal algunos ejemplos de católicos integristas que asistieron al seminario. Para comenzar Rodrigo Guerra, ya antes mencionado, el cual propuso la recuperación del “humanismo político” al cual definió “como el interés por el otro, los valores utilitarios y la convivencia fraternal y digna entre los seres humanos”.
Y un mejor ejemplo, con una solución para la política mexicana muy parecida a la anterior, fue Salvador Abascal, miembro activo del PAN desde 1962, quien sugirió la recuperación del servilismo político hacia la sociedad y el respeto a la dignidad humana a través de su proyecto “humanismo trascendental”, donde se propone entre otras cosas: la complementariedad de los individuos, la igualdad, la solidaridad, la justicia, la participación, la convivencia y la democracia.
En síntesis, los intereses particulares, la conservación de privilegios y de un pensamiento dogmático integrista han hecho de la extrema derecha e izquierda sus principales representantes. Justamente esos intereses tiene una estrecha relación con los medios fácticos, de manera particular con los medios de comunicación, a los cuales les llovió duro y tupido en el seminario, al considerarlos arcaicos, interesados, antidemocráticos, manipuladores y principales culpables de la ignorancia y desinformación de la gente.
Por un lado, Francisco Valdés mencionó, “no hay intención del ciudadano [de participar] por propagandismo y falta de información” lo cual remite a los medios de comunicación y a su falta de responsabilidad. “Los medios que tenemos parecen del pleistoceno”, pues se remiten a la parte dictatorial de los años 60.
Krauze los llamó antidemocráticos al tener “líderes de opinión caudillista con ideología hegemónica y vacío conceptual al dividir en derecha e izquierda”, mismo que excluyen y descalifican a quienes no comparten su forma de pensar y hacer política.
Y Salvador Abascal los tachó de manipulares y culpables de la desinformación e ignorancia que la mayoría de los mexicanos posee. “Hay que analizar el poder fáctico” que tiene gran relevancia económica, ideológica y cultural y que maneja a su antojo, a partir de sus intereses, programas de entretenimiento e informativos para proporcionar sólo lo que desea que los pobladores sepan, señaló.
Curiosamente, en un seminario donde se supone que se hablaría de democracia en México, ya que hasta el título lo propone, nunca se dijo nada. A lo sumo cuando Krauze les dijo antidemocráticos a los medios, o cuando la senadora Ortuño pidió a los demócratas identificarse con el PAN, o podría ser cuando Abascal lo menciona como una característica del “humanismo trascendental”, o que tal cuando Francisco Valdés hace referencia a la decepción de los mexicanos respecto a la democracia dando pie a la existencia de partidocracia y menor participación electoral, o quizá cuando Castañeda hizo referencia a la transición democrática a través de la derecha con la llegada del PAN a la presidencia.
La democracia nunca se definió, no se supo si hay o no en México, si está en transición o ya es un hecho desde hace tiempo, no se dijo sus características ni sus propósitos, a lo más se le mencionó como la “palabra bonita” que todos quieren incluir en sus discursos porque presupone algo benéfico para la sociedad, sin aclarar qué es lo que ofrece.
Por Karina Moreno Rojas
¤ ¿Existe la izquierda y la derecha en México?
¤ El conservadurismo, característica de las posturas políticas actuales.
¤ Los políticos católicos integristas son representantes de la derecha e izquierda radical.
¤ Los medios de comunicación considerados como: arcaicos, interesados, antidemocráticos, manipuladores y principales culpables de la ignorancia y desinformación de la gente.
México 1º de mayo del 2008. A sólo algunos días de haber terminado el Seminario de Estudios Avanzados: ciclo de primavera 2008 en el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM titulado Gobierno, derecha moderna y democracia en México, mismo que fue coordinado por Roger Bartra y Francisco Valdés Ugalde, las conclusiones siguen en el aire y aún no se sabe si existe democracia y derecha moderna en México.
Hay que comenzar por precisar lo que se propuso respecto a la derecha y la izquierda mexicanas. El primero que se lanzó al ruedo fue Juan Molinar Horcasitas, director general del Instituto Mexicano del Seguro Social, quien se pronunció a favor de la dicotomía entre izquierda y derecha al tener por “valores entrañables” a la igualdad y la libertad respectivamente.
Definió lo que él llamó las “libertades liberales” que son: libertad de expresión, libertad de asociación y libertad de empresa. La pregunta es ¿en cuál cabe la libertad de la mujer para decidir practicarse un aborto?, creo que, como Jorge Alcocer le dijo, “la derecha sufre incomodidad con las verdaderas libertades”.
Sesiones posteriores, Teresa Ortuño, senadora por el Partido Acción Nacional (PAN) desde el año 2006, aseguró la inexistencia de etiquetas que diferencien a la izquierda y la derecha y se autodefinió como “optimista” en pro del beneficio de la sociedad, pues “no estoy a favor de la indefinición… hay que ser distintos y distinguibles” y planteó ésta nueva clasificación, creo que pensó que a falta de dicotomías había que inventar una.
“Espero que no se sientan los de derecha identificados con el PAN, pero sí los demócratas” afirmó la panista y comentó que, aunque les consideren de derecha porque están en contra del aborto y de la Ley de Convivencia, no lo son, pues promueven cambios en pro de la población mexicana.
Salvador Abascal, hermano de Carlos María Abascal, también reconoció la dicotomía izquierda-derecha a la cual definió como “una dinámica de formas más o menos reduccionistas de proyectos políticos contrarios”, aunque no abundó en el tema.
Jorge Alcocer, consejero de la Comisión Ejecutiva de Negociación y Construcción de Acuerdos (CENCA), al igual que Molinar y Abascal, se pronunció a favor de la dicotomía izquierda-derecha y criticó a ésta última tachándola de poco laica. “El Estado laico es algo que simplemente no pasa por la garganta de los panistas” propuso, por lo que temas como el aborto y la Ley de Convivencia representan verdaderos tabúes.
Habló del conservadurismo derechista dando varios ejemplos del presidente Vicente Fox y, recientemente los gobernadores de Jalisco y Guanajuato que han construido iglesias con el dinero del erario público. Disculpó el conservadurismo de la izquierda como una desafortunada herencia del Partido Institucional Revolucionario (PRI).
Ahora entonces, hay que partir de la idea que tanto derecha como izquierda se caracterizan por ser conservadoras. Al respecto, Francisco Valdés Ugalde, presidente del Consejo Superior de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), expresó que cuando hay intereses de por medio, la izquierda y la derecha se unen para protegerlos. Por ello, el progresismo y el conservadurismo no son características distintivas de la izquierda y la derecha respectivamente, sino elementos de ambas.
Por su parte, Macario Schettino, director del área de Negocios del periódico El Universal, aseveró que en México no existen los paridos liberales, sólo conservadores y, así continuará hasta que la población decida cambiar su pensamiento.
Es decir, que hablar de derecha e izquierda no es posible pues hay una mezcla entre ellas “y es que todos cuando tienen privilegios acaban queriendo conservarlos”. Ambos grupos proponen cambios pero también los frenan cuando afectan sus intereses particulares, “no hay partidos liberales en México, puros conservadores”.
Para Alfonso Lujambio, presidente del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) y Roger Bartra, investigador emérito del IIS, la ideología integrista y la exaltación de la identidad nacional son lastres que sufre “el corazón de la vieja derecha”, que desgraciadamente la identifican al ser sus características primordiales.
Muy a pesar de que Bartra mencionó que la diferencia entre izquierda y derecha en estos momentos residen en la economía de mercado (que sería un tercer lastre), reconoció que los dos anteriores determinan la ideología derechista al prevalecer el dogmatismo y lo antimoderno. Respecto a la exaltación de la identidad nacional planteó que en la cultura popular es donde los políticos refuerzan y apoyan sus posturas ideológicas, por eso la importancia.
Lujambio expuso lo que él considera el inicio de la transición del PAN hacia un partido moderado que sea de centro o centro derecha y aclaró que esto sucede desde 1965 con los panistas abstencionistas, liderados por Adolfo “Crisli” Ibarrola entonces presidente del partido. Posteriormente consideró: “el PAN vive una transición… pero hay un integrismo que sobrevive… coincido [con Bartra] que son lastres para la derecha panista la ideología integrista y la identidad en un pensamiento doctrinal”.
Rodrigo Guerra López, catedrático del Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana, reconoció el “lastre” del conservadurismo o ideología integrista. Tanto la “derecha e izquierda que son interpretaciones políticas de la política” han olvidado la defensa de la dignidad humana, sobre todo la derecha que se ha hecho pragmática y de un conservadurismo puro a pesar de estar basados en la perspectiva cristiana.
Soledad Loaeza definió a la izquierda y la derecha como etiquetas que ayudan a las personas a identificar las categorías políticas, a organizar la realidad y darle continuidad a los personajes. “La percepción de los polos políticos están bien identificados”, gracias a eso “se produjo una polarización ideológica en la ciudadanía” desde el 2000 reafirmándose en el 2006.
Contrariamente a todo lo anterior, Enrique Krauze, presidente de Clío y director de la revista Letras Libres, manifestó su inconformidad frente al vacío y pobreza conceptual dividiendo en derecha e izquierda, e instó a la posición académica ha discernir más no adjetivar o conceptualizar.
“Hay una pobreza conceptual a mi parecer reprobable”, pues a lo largo de la historia ha habido una hibridación entre supuestas derechas e izquierdas, términos que acuñan los académicos a ideologías políticas contrarias; lo verdaderamente relevante es “tener ideas prácticas y benéficas para la sociedad”.
“Los intelectuales de izquierda no aceptan que pueda haber una derecha moderna” destacó Jorge Castañeda, ex secretario de Relaciones Exteriores del 2000 al 2003, es por esto que se hizo latente el odio hacia Vicente Fox, porque él representó el fin del priísmo y el cambio a la democracia a través de la derecha y no de la izquierda revolucionaria; lo poco culto que era el expresidente fue el pretexto para atacarlo, sino ¿por qué no atacaron a otros presidentes de igual forma ignorantes como Luis Echeverría? Y sin más al respecto, Castañeda dejó sus propuestas sin profundizar en definiciones y conceptos.
Hasta el momento, todos los participantes definieron a la izquierda y la derecha como posturas políticas contrarias para identificación social, de las cuales, la derecha se caracteriza por el conservadurismo o ideología integrista y su íntima relación con los preceptos católicos.
Por tanto, no se puede dejar afuera un tema importante: la Iglesia, mismo que también salió a relucir durante el seminario. Para empezar hubo una fuerte critica hecha por Fernando González, doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad de París e investigador del IIS, hacia las sociedades reservadas mejor conocidas como El Yunque y su vinculación directa con Acción Nacional.
“La discusión no es saber si existe o no existe… sino saber cómo existe” El Yunque. Saber qué tipo de influencia tiene sobre las decisiones en materia pública como el rechazo al condón, la despenalización del aborto, el uso de la píldora del día siguiente, la eutanasia, entre otros. “El Yunque tiene el absoluto poder del PAN… y está metido en grupos empresariales”, recalcó.
Al respecto, Valentina Torres Septién, directora del Posgrado de la Universidad Iberoamericana, planteó que la educación privada, íntimamente relacionada con la Iglesia Católica en México y con El Yunque, es de derecha porque defiende el tradicionalismo, lo pasado, lo dogmático, busca conservar su ideología moralizante y sus privilegios.
“La Iglesia durante mucho tiempo ha luchado como defensora de la verdad… temía que al faltarles la educación doctrinal, las mentes de los niños se harían perversas” y olvidarían los principios morales y mandamientos religiosos que celosamente protege. Además, “al ser servidora de todos los hombres apela a su innegable derecho de crear escuelas para educar”. Por ello, la institución intentó la derogación del Artículo Tercero Constitucional en varias ocasiones, externó Torres Septién.
Ahora bien, se dijo que El Yunque es la parte política vinculada al catolicismo, entonces será importante considerar lo que Eduardo Ibáñez, investigador en Ciencias Políticas, propuso como políticos católicos. Éstos son “católicos que forman parte de la clase política y que aceptan su catolicismo” de manera pública. En México se desenvuelven bajo tres rubros: como católicos integristas, liberales o sociales.
Los católicos sociales “plantean el diálogo… están a favor de la democracia y son intransigentes”. Son los grupos a los que se les conoce como “uniones demócratas cristianas”.
Los integristas “son aquellos que ante varios acontecimientos plantean dinámicas de resistencia al cambio…son muy nacionalistas”, apoyan a los grandes monopolios, se ayudan de acciones paramilitares y simpatizan con la monarquía y gobiernos dictatoriales. Son conocidos como “conservadores radicales” que residen tanto en la derecha como en izquierda, y precisamente son los lastres de los que Bartra y Lujambio hablaron.
Finalmente, los católicos liberales no mezclan su fe privada con el discurso social, es decir, son creyentes pero no promueven las ideas católicas en las que creen. A éste grupo corresponde “la mayoría de los políticos mexicanos”, afirmó Ibáñez.
Ahora bien, que tal algunos ejemplos de católicos integristas que asistieron al seminario. Para comenzar Rodrigo Guerra, ya antes mencionado, el cual propuso la recuperación del “humanismo político” al cual definió “como el interés por el otro, los valores utilitarios y la convivencia fraternal y digna entre los seres humanos”.
Y un mejor ejemplo, con una solución para la política mexicana muy parecida a la anterior, fue Salvador Abascal, miembro activo del PAN desde 1962, quien sugirió la recuperación del servilismo político hacia la sociedad y el respeto a la dignidad humana a través de su proyecto “humanismo trascendental”, donde se propone entre otras cosas: la complementariedad de los individuos, la igualdad, la solidaridad, la justicia, la participación, la convivencia y la democracia.
En síntesis, los intereses particulares, la conservación de privilegios y de un pensamiento dogmático integrista han hecho de la extrema derecha e izquierda sus principales representantes. Justamente esos intereses tiene una estrecha relación con los medios fácticos, de manera particular con los medios de comunicación, a los cuales les llovió duro y tupido en el seminario, al considerarlos arcaicos, interesados, antidemocráticos, manipuladores y principales culpables de la ignorancia y desinformación de la gente.
Por un lado, Francisco Valdés mencionó, “no hay intención del ciudadano [de participar] por propagandismo y falta de información” lo cual remite a los medios de comunicación y a su falta de responsabilidad. “Los medios que tenemos parecen del pleistoceno”, pues se remiten a la parte dictatorial de los años 60.
Krauze los llamó antidemocráticos al tener “líderes de opinión caudillista con ideología hegemónica y vacío conceptual al dividir en derecha e izquierda”, mismo que excluyen y descalifican a quienes no comparten su forma de pensar y hacer política.
Y Salvador Abascal los tachó de manipulares y culpables de la desinformación e ignorancia que la mayoría de los mexicanos posee. “Hay que analizar el poder fáctico” que tiene gran relevancia económica, ideológica y cultural y que maneja a su antojo, a partir de sus intereses, programas de entretenimiento e informativos para proporcionar sólo lo que desea que los pobladores sepan, señaló.
Curiosamente, en un seminario donde se supone que se hablaría de democracia en México, ya que hasta el título lo propone, nunca se dijo nada. A lo sumo cuando Krauze les dijo antidemocráticos a los medios, o cuando la senadora Ortuño pidió a los demócratas identificarse con el PAN, o podría ser cuando Abascal lo menciona como una característica del “humanismo trascendental”, o que tal cuando Francisco Valdés hace referencia a la decepción de los mexicanos respecto a la democracia dando pie a la existencia de partidocracia y menor participación electoral, o quizá cuando Castañeda hizo referencia a la transición democrática a través de la derecha con la llegada del PAN a la presidencia.
La democracia nunca se definió, no se supo si hay o no en México, si está en transición o ya es un hecho desde hace tiempo, no se dijo sus características ni sus propósitos, a lo más se le mencionó como la “palabra bonita” que todos quieren incluir en sus discursos porque presupone algo benéfico para la sociedad, sin aclarar qué es lo que ofrece.