27 de abril de 2008

Nota informativa

Desilusión intelectual con el PAN en la presidencia
Por Karina Moreno Rojas

¤ La ignorancia de Fox, pretexto de los intelectuales del odio hacia él.
¤ “La educación de la Iglesia es de derecha”: Valentina Torres Septién.

México (Aunam) 21/04/08. La salida del Partido Institucional Revolucionario (PRI) de la presidencia en el año 2000 por vía de los derechistas, representó una desilusión de los intelectuales izquierdistas pues esperaban que la “transición a la democracia” fuera por parte de la izquierda. Esto es la principal razón por la cual no se acercaron a Vicente Fox llegándolo a odiar, declaró Jorge Castañeda, ex secretario de Relaciones Exteriores de 2000 al 2003.
Por otra parte, Valentina Torres Septién, directora del Posgrado de la Universidad Iberoamericana, planteó que la educación privada, íntimamente relacionada con la Iglesia católica en México, es de derecha porque defiende el tradicionalismo, lo pasado, la conservación de la fe y la moral.
Ambos se presentaron en la penúltima sesión del Seminario de Estudios Avanzados: ciclo de primavera 2008 llamado Gobierno, derecha moderna y democracia en México, coordinado por Roger Bartra y Francisco Valdés Ugalde con sede en el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM.
En ésta, Castañeda explicó las razones por las que hubo uniformidad por parte de los intelectuales y académicos con respecto al desprecio contra Fox. La primera es la “gran desilusión por la salida del autoritarismo priísta no por la izquierda sino por la derecha” representada en el Partido Acción Nacional (PAN). Y añadió, “Fox se convertía en un usurpador, porque no permitió la transición a la democracia por la izquierda sino por la derecha”.
La segunda razón es el origen de Fox, una persona “que aglutinaba todos los males… tenía características reprobables”, como ejemplos: los artefactos religiosos utilizados por él durante eventos públicos o ser el ex gerente de Coca-Cola.
La tercera se refiere a sus nulos conocimientos. “Fox era ignorante, inculto, medio mal hablado… era un iletrado”, aseguró el colaborador regular de los diarios Reforma, El País y New York Times. Un personaje con botas de charol que no sabía expresarse correctamente, pues discriminó a los negros y pronunció mal el nombre del escritor Jorge Luis Borges en el Congreso de la Lengua Española en Valladolid, donde fungía como representante de México.
Como cuarto punto está “la exclusión para escuchar intelectuales”, rodearse de ellos integrándolos en su gabinete fue algo que casi no se vio a excepción de la presencia del mismo Castañeda y de Francisco Valdez Ugalde. Por ello, nadie (ni sus propios secretarios) hablaban con Fox y los acuerdos no se daban por la falta de diálogo.
“Los intelectuales llegaron a detestar a Fox porque era detestable… fue un mal gobernante de principio a fin”, recalcó el autor, junto con Rubén Aguilar, del libro La diferencia (2008). Destacó que lo importante es, que los intelectuales no atacaron antes a otros presidente de igual forma ignorantes como Luis Echeverría Álvarez, quien al preguntar “quién mató al mar muerto fue motivo de burla durante los seis años de su gobierno”.
“Los intelectuales de izquierda no aceptan que pueda haber una derecha moderna”, es por esto que se hizo latente el odio hacia Vicente Fox Quesada, porque él representó el fin del priísmo y el cambio hacia la democracia a través de la derecha y no de la izquierda revolucionaria; lo poco culto que era el ex presidente fue el pretexto para atacarlo, concluyó Castañeda.
Bajo el título Derecha y educación en el siglo XX, Torres Septién expuso el papel de la Iglesia católica en la educación de México y aseveró que hay mayor cantidad de escuelas privadas, donde se imparte educación religiosa como La Salle (785 según estadísticas del 2003), que públicas (337).
Las principales diferencias entre éstas son dos: la gratuidad de las públicas frente al cobro de las privadas y la impartición de clases religiosas en éstas últimas “para inculcar ideología”. Esto se relaciona con El Yunque, que es el poder católico metido en la política, los cuales buscan educar ahí a sus hijos con la intención de formar a los próximos gobernantes que al llegar al poder impongan la religión a la toda la sociedad.
“La Iglesia durante mucho tiempo ha luchado como defensora de la verdad… temía que al faltarles la educación doctrinal, las mentes de los niños se harían perversas” y olvidarían los principios morales y mandamientos religiosos que celosamente protege. Por ello la institución intentó la derogación del artículo tercero constitucional en varias ocasiones, afirmó la ponente.
“La educación de la Iglesia es de derecha” porque defiende el tradicionalismo, lo pasado, lo dogmático, busca conservar su ideología moralizante y privilegios. Además, al ser “servidora de todos los hombres apela a su innegable derecho de crear escuelas para educar”, agregó la ex directora del Departamento de Historia en la Universidad Iberoamericana.
Y comentó que aunado a lo anterior, se desarrolla una problemática relevante: “la idea de la educación sexual… que se entiende [por la Iglesia] como el combate a lo moral e incapacidad de educación de los padres”.

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