¿CÓMO SABER QUE PUBLICAR?
En capítulo 4 del libro Guía para la publicación de libros de Datus C. Smith, se hace un detallado desglose de los aspectos a considerar para la adecuada elección de manuscritos por publicar sufriendo el menor gasto de tiempo y dinero. Esta labor corresponderá a la audacia del editor.
Como primer punto hay que reconocer que el manuscrito es la materia prima para todo editor, pues con él podrá realizar sus actividades con la pretensión de publicar escritos. Para esto es importante saber que los manuscritos no llegan siempre a las manos del editor, sino que tiene que ingeniárselas para obtenerlos.
El editor se puede apoyar en otras personas para la adquisición de escritos, por ejemplo: del personal que se encarga de captar manuscritos o sugerir temas posibles para la creación de éstos; los buscadores de textos que son personas ajenas a la empresa editorial y que se encargan de informar sobre avances acerca de temas específicos o de la necesidad de ciertos escritos inexistentes sobre algún tema en particular (algunos de éstos colaboradores pueden ser profesores de universidades).
Otro gancho pueden ser los premios y principalmente los otorgados por la casa editorial, estos tienen doble función: como estimulantes para la creación de más libros y como característica de calidad que motivan a la compra; de igual forma se podrá apoyar en agentes literarios, los cuales no trabajan para el editor sino para el autor, fungen como representantes de éste último ante las casa editoriales y se encarga de buscar algún editor que se interese por la publicación del texto otorgado por el autor.
Es de vital importancia mencionar que el editor tendrá que ser estricto y objetivo en la selección de manuscritos según los que la editorial podrá y querrá publicar. Éste es un proceso difícil, por lo que el editorialista se tiene que apoyar en otros departamentos como el de ventas para saber si es viable la publicación.
Para la elección correcta de los manuscritos a publicar, el editor debe ser audaz, pues tiene que ocupar el menor tiempo y gasto de dinero para dicha tarea de evaluación de escritos; sin embargo, si intenta ahorrarse este proceso puede tener perdidas mayores y graves al publicar un texto que debió haber sido rechazado y, que en consecuencia tiene mínimas o nulas ventas de recuperación.
Para dicha selección de textos existen motivos de inmediato rechazo: una es la temática de la empresa y otra la extensión del escrito según las políticas de la empresa editorial. Otro método no tan inmediato pero eficaz para el rechazo o aceptación de manuscritos es: la primera lectura (rápida o detenida y analizada) realizada ya sea por un grupo editorial (en empresas grandes), por el editor o por un consultor.
Éste último es “un especialista en la materia abordada por el manuscrito sujeto a consideración, o puede ser una autoridad en cuestiones de estilo literario…”[1], es ajeno a la editorial pero su costo no se compara con el de las pérdidas si un texto se publica y no debió haber sido así.
En la anterior lectura ni el editor mucho menos el consultor o grupo editorial, deben evaluar un libro por su calidad en contenido, sino por la temática, extensión y políticas de la casa editorial, así como las consideraciones hechas por el departamento de ventas y finanzas sobre su posible producción y posterior venta.
Otras dificultades a considerar para la publicación de un libro son: los pocos préstamos que se hacen a las casas editoriales, la carencia de capital, el poco personal para su realización o la falta de papel adecuado.
Existen también los proyectos grandes de elaboración por encargo, en donde la inteligencia y sensibilidad empresarial de los editores permitirá el éxito. Dentro de estos proyectos está la elaboración de series, textos escolares o libros de consulta. Todos éstos deberán coincidir con la temática de la editorial, la creatividad del editor (que muchas veces es quien sugiere los temas o motiva a los autores) y el aspecto económico, es decir, la facilidad financiera para respaldar dichas publicaciones.
Estos proyectos largos y riesgosos económicamente hablando para una empresa editorial, deben ser cuidadosamente supervisados y pensados por el editor, quien a final de cuentas es el responsable de dicho proyecto. Por lo que deberá ponerse de acuerdo con el departamento de ventas en una empresa grande, o en su defecto cuando la editorial es pequeña, tendrá que considerar los gastos e ingresos de la publicación, así como los tiempos de éstos (porque quizá llegue a necesitar préstamos de capital). De igual forma tendrá que prever quienes serán los consumidores y la cantidad de demanda que tendrán.
Finalmente, del prestigio y honestidad de un editor así como de su capacidad de improvisar y realizar con éxito buenas publicaciones, dependerá la formación de una personalidad e integridad de toda casa editorial, lo cual resulta ser el objetivo de la empresa. Por tanto, lo más relevante para la publicación de cualquier escrito será: el buen desempeño del editor y su adecuada relación con el departamento de ventas o en su defecto, una buena planeación de gastos e ingresos.
En capítulo 4 del libro Guía para la publicación de libros de Datus C. Smith, se hace un detallado desglose de los aspectos a considerar para la adecuada elección de manuscritos por publicar sufriendo el menor gasto de tiempo y dinero. Esta labor corresponderá a la audacia del editor.
Como primer punto hay que reconocer que el manuscrito es la materia prima para todo editor, pues con él podrá realizar sus actividades con la pretensión de publicar escritos. Para esto es importante saber que los manuscritos no llegan siempre a las manos del editor, sino que tiene que ingeniárselas para obtenerlos.
El editor se puede apoyar en otras personas para la adquisición de escritos, por ejemplo: del personal que se encarga de captar manuscritos o sugerir temas posibles para la creación de éstos; los buscadores de textos que son personas ajenas a la empresa editorial y que se encargan de informar sobre avances acerca de temas específicos o de la necesidad de ciertos escritos inexistentes sobre algún tema en particular (algunos de éstos colaboradores pueden ser profesores de universidades).
Otro gancho pueden ser los premios y principalmente los otorgados por la casa editorial, estos tienen doble función: como estimulantes para la creación de más libros y como característica de calidad que motivan a la compra; de igual forma se podrá apoyar en agentes literarios, los cuales no trabajan para el editor sino para el autor, fungen como representantes de éste último ante las casa editoriales y se encarga de buscar algún editor que se interese por la publicación del texto otorgado por el autor.
Es de vital importancia mencionar que el editor tendrá que ser estricto y objetivo en la selección de manuscritos según los que la editorial podrá y querrá publicar. Éste es un proceso difícil, por lo que el editorialista se tiene que apoyar en otros departamentos como el de ventas para saber si es viable la publicación.
Para la elección correcta de los manuscritos a publicar, el editor debe ser audaz, pues tiene que ocupar el menor tiempo y gasto de dinero para dicha tarea de evaluación de escritos; sin embargo, si intenta ahorrarse este proceso puede tener perdidas mayores y graves al publicar un texto que debió haber sido rechazado y, que en consecuencia tiene mínimas o nulas ventas de recuperación.
Para dicha selección de textos existen motivos de inmediato rechazo: una es la temática de la empresa y otra la extensión del escrito según las políticas de la empresa editorial. Otro método no tan inmediato pero eficaz para el rechazo o aceptación de manuscritos es: la primera lectura (rápida o detenida y analizada) realizada ya sea por un grupo editorial (en empresas grandes), por el editor o por un consultor.
Éste último es “un especialista en la materia abordada por el manuscrito sujeto a consideración, o puede ser una autoridad en cuestiones de estilo literario…”[1], es ajeno a la editorial pero su costo no se compara con el de las pérdidas si un texto se publica y no debió haber sido así.
En la anterior lectura ni el editor mucho menos el consultor o grupo editorial, deben evaluar un libro por su calidad en contenido, sino por la temática, extensión y políticas de la casa editorial, así como las consideraciones hechas por el departamento de ventas y finanzas sobre su posible producción y posterior venta.
Otras dificultades a considerar para la publicación de un libro son: los pocos préstamos que se hacen a las casas editoriales, la carencia de capital, el poco personal para su realización o la falta de papel adecuado.
Existen también los proyectos grandes de elaboración por encargo, en donde la inteligencia y sensibilidad empresarial de los editores permitirá el éxito. Dentro de estos proyectos está la elaboración de series, textos escolares o libros de consulta. Todos éstos deberán coincidir con la temática de la editorial, la creatividad del editor (que muchas veces es quien sugiere los temas o motiva a los autores) y el aspecto económico, es decir, la facilidad financiera para respaldar dichas publicaciones.
Estos proyectos largos y riesgosos económicamente hablando para una empresa editorial, deben ser cuidadosamente supervisados y pensados por el editor, quien a final de cuentas es el responsable de dicho proyecto. Por lo que deberá ponerse de acuerdo con el departamento de ventas en una empresa grande, o en su defecto cuando la editorial es pequeña, tendrá que considerar los gastos e ingresos de la publicación, así como los tiempos de éstos (porque quizá llegue a necesitar préstamos de capital). De igual forma tendrá que prever quienes serán los consumidores y la cantidad de demanda que tendrán.
Finalmente, del prestigio y honestidad de un editor así como de su capacidad de improvisar y realizar con éxito buenas publicaciones, dependerá la formación de una personalidad e integridad de toda casa editorial, lo cual resulta ser el objetivo de la empresa. Por tanto, lo más relevante para la publicación de cualquier escrito será: el buen desempeño del editor y su adecuada relación con el departamento de ventas o en su defecto, una buena planeación de gastos e ingresos.
[1] SMITH Datus C. Jr., Guía para la publicación de libros, México, 1966, 1ª edición en español 1991, p. 58.
BIBLIOGRAFÍA:
SMITH Datus C. Jr., Guía para la publicación de libros, México, Edit: Asociación de Editores de Instituciones de Educación Superior de México y Universidad de Guadalajara, 1966, 1ª edición en español 1991, p. 54-68.
SMITH Datus C. Jr., Guía para la publicación de libros, México, Edit: Asociación de Editores de Instituciones de Educación Superior de México y Universidad de Guadalajara, 1966, 1ª edición en español 1991, p. 54-68.