23 de abril de 2008

Reseña crítica

Ríus y Vargas, pretextos de exposición.

Por Karina Moreno Rojas


“Que los lectores piensen y que tomen conciencia de los problemas políticos y sociales de la actualidad”: Ríus… “Nunca he tenido pretensiones, sólo he buscado hacer reír a la gente… haré historietas mientras queden en México ricos en expansión, pobres en decadencia, soberbios en inflación y humildes apachurrados”: Gabriel Vargas.
Ambos son caricaturistas mexicanos reconocidos que han formado un legado y trayectoria basados en su creatividad y talento. Justamente, a ellos se debe la más reciente exposición temporal del Museo del Estanquillo titulada De San Garabato al Callejón del Cuajo, ésta pretende ser un homenaje a dos grandes ilustradores y críticos de la vida social, política, religiosa y económica mexicana: Gabriel Vargas y Eduardo del Río mejor conocido como Ríus.
Dicha exhibición cuenta con imágenes, fotografías, historietas, maquetas, pinturas y demás artículos pertenecientes a la colección personal de Carlos Monsiváis. La distribución es a través de dos salas, la primera, que está en el primer piso del ex edificio La Esmeralda ahora Museo del Estanquillo, cuenta con la remembranza de la vida de Eduardo del Río, sus primeras creaciones y participaciones periodísticas en Ja-ja, La Gallina, La Garrapata, El Chahuistle y recientemente en El Chamuco como cofundador.
En esa misma sala se abordan temas como la corrupción, el hambre, la belleza natural, el paisaje, el machismo, el fanatismo religioso, la incongruencia política, la defensa intelectual, el caudillismo y el poder fáctico, todos ellos trabajados desde una perspectiva humorística a través de personajes como Calzonzín o el cacique Don Perpetuo del Rosal de la historieta Los Supermachos, una de las obras más importantes junto con Los Agachados donde muestra la miseria de la vida rural.
En el segundo piso se presenta un recorrido por la vida de Gabriel Vargas, el caricaturista más joven al ejercer el oficio teniendo tan sólo 13 años, mismo que a los 17 ya gozaba de ser el Jefe de Departamento en Excélsior.
En la exposición se critica el urbanismo de los años 60 en adelante y, se hace una detallada descripción de las necesidades y abundancias para reflejar cada espacio de la ciudad (cantinas, pulquerías, boxeo, salones de baile, peluquerías, tiendas, mercados, vecindades, arquitectura, etc.) así como las problemáticas y logros principales: hambre, desempleo, falta de dinero, mujeres insumisas, moralismos, soledad, solidaridad, entre otras.
Su principal exponente es La Familia Burrón, dicho nombre lo puso aludiendo al trabajo pesado y monótono de que es preso el mexicano, precisamente trabajando como “burro”. A través de ésta y los habitantes de la vecindad que se encuentra en el Callejón del Cuajo, muestra todas las peripecias vividas dentro de la ciudad. Fue su más grande éxito al tener venta de hasta un millón de ejemplares y perdurando en las mentes de sus lectores.
A pesar de ser una exhibición muy completa, creo que no cubre con su objetivo central: el reconocimiento de dos grandes de la caricatura mexicana. Considero que tantos objetos, pinturas, maquetas, e incluso escritos de otros creadores artísticos distraen a los observadores y pierde sentido el homenaje.
Se supone que se trató de vincular algunos aspectos sociales criticados en las historietas de Vargas y Del Río con otras obras, tal es el caso de la crítica que realiza Ríus a la Iglesia en ¿Los cristeros llegaron ya? de 1965 y una maqueta expuesta hecha por Teresa Nava llamada Convento de monjas de Santa Mónica (1977) donde se plasma la vida de las religiosas, su capilla, sus cuartos, el baño, la cocina, el cuarto de lectura, el cuarto de sacrificios y flagelaciones, el comedor y un recibidor.
Pero ¿Qué tiene que ver lo mostrado en la maqueta con lo comentado en la caricatura?, ¿Qué sentido tiene la presencia de fotografías de Paul Strand y Agustín Jiménez acerca de pueblos estadounidenses si la crítica política y social hecha es del ámbito nacional?
La misma situación se da con la exposición de Gabriel Vargas en la cual, con el pretexto de poner circunstancias y lugares que ilustren el ambiente de las vecindades comentadas por el caricaturista en La Familia Burrón, se exhiben maquetas de Teresa Nava y una que lleva por nombre La Vecindad: Cerró sus ojitos Cleto elaborada por estudiantes de la Licenciatura de Arte y Patrimonio de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México como homenaje a Salvador Flores.
Incluso,en la parte donde se pueden observar los salones de baile y la manera citadina de divertirse, no hay una sola caricatura de Vargas relacionada con el tema, todas son fotografías de billares y salones sacadas por Ángeles Garduño o Francisco Mora.
No obstante, no quito méritos al cuidado de los materiales y a la intención de explicar a la gente la importancia de la “era de oro del cómic mexicano” que floreció a partir de los años 30 y en la cual el país entero leía historietas. Se intentó hacer partícipe a las personas de la reflexión que años atrás estos dos creadores proporcionaron a la sociedad; así como hacer de su conocimiento información valiosa y desconocida hasta el momento, por ejemplo, sobre las dotes de pintor que Ríus posee, virtud plasmada en las obras que son presentadas acerca del volcán Paricutín haciendo erupción (2005).
Es una exposición que a riesgo de ser reiterativa y/o repetitiva con los elementos expuestos, no abandona la creatividad y lo innovador cuando se proyectan imágenes de una caricatura de Ríus a la vez que es narrada cual si fuera video, o al permitir la interacción del público al colocar en mesitas libros o pequeños folletos sobre La Familia Burrón para que sean hojeados si así se desea.


FICHA TÉCNICA:

De San Garabato al Callejón del Cuajo, curadores: Rafael Barajas “El Fisgón” y Francisco Vidarejas, Museo del Estanquillo, Ciudad de México, exhibición temporal a partir del 23 de noviembre del 2007.

No hay comentarios: