23 de marzo de 2008

Guía para la publicación de libros de Datus C. Smith

LOS ELEMENTOS PARA UN LIBRO

La importancia de los libros reside principalmente en ser las herramientas más útiles y mejor dotadas de conocimiento para impartir educación y cultura a un pueblo, ayudando así, a la formación de una identidad nacional.
Es por eso que se reconoce la necesidad de crear libros propios del país, es decir, locales: aquellos que ofrezcan cultura e historia del lugar y además, sean la puerta de invitación “en disfrutar de su recién adquirida afición” de todos aquellos “jóvenes y adultos que empiezan a leer” según comenta Datus C. Smith en su libro Guía para la publicación de libros.
No por esto se entienda que la lectura internacional es mala sino que ésta tiene otras funciones, representa la cultura de otros países permitiendo ampliar el conocimiento del lector.
Una vez identificada la relevancia de los libros, será importante dar el siguiente paso y entender el significado del mismo: la creación de una empresa editorial propia que se encargue de la producción de la herramienta más necesaria en todo el mundo: los libros.
Para ello, Datus C. Smith reconoce cuatro elementos primordiales para la existencia de una industria editorial: el autor, el impresor, el vendedor y el más importante, el editor. Estos son inseparables, aunque en ciertas circunstancias pareciera que alguno de ellos falta no es así, puede ser que no exista físicamente sin embargo, su función si prevalece y recae en alguno de los otros tres participantes.
El autor es el creador de las ideas que serán compartidas al mundo, es la mente creadora y único poseedor de sus escritos, con lo cual tiene el derecho de quemar, romper, perder o hacer lo que quiera con sus obras en lugar de compartirlas a un público lector, incluso hay leyes que lo protegen y amparan sobre todo ante robo. Actualmente existen convenios entre más de 80 países como es el caso de la “Convención de Berna y la Convención Universal de Copyright”[1]
Si su decisión es compartir sus obras, tendrá una recompensa monetaria otorgada por la sociedad a través de la compra de sus libros; esto se logra por medio de la casa editorial misma a la que le renta o vende los derechos de su obra. Cabe destacar que el autor no sólo es una persona, puede ser un grupo de ellas relacionadas en una institución, asociación o gobierno.
Todo autor debe ser conciente de la necesidad que tiene de los otros tres actores dentro de una industria editorial para la trascendencia de sus escritos, de lo contrario, éstos quedarán como meros cuentos familiares. De igual forma se debe reconocer la importancia del autor, sin el cual, no habría material por publicar y por tanto, no habría trabajo.
El siguiente participante es el impresor quien es el encargado de fabricar el libro. Se encarga de recibir de manos del editor el manuscrito, “hace la composición, encuadra la edición”[2] y lo regresa en forma de libro.
El impresor no depende de las ventas de la obra para su pago, como si es el caso del editor y el autor. Este personaje establece desde el principio un contrato con el editor y con eso asegura su pago independientemente de que el libro llegara a ser un fracaso, puesto que su labor ya fue realizada.
El impresor llega a otorgar algunas aportaciones al libro, nunca en su contenido, sino en la forma de presentación del mismo. La aportación es en el diseño “poniendo especial cuidado en la composición tipográfica, el formato, los colores de tinta empleados, la elección de papel adecuado, la encuadernación, etcétera“[3]. Esto es muy frecuente en países en vías de desarrollo como es el caso en África, Asia y Latinoamérica.
El vendedor es aquella persona o institución encargada de poner en manos de los consumidores los libros. Son personajes que compran las obras al editor directamente a un precio más bajo del que serán ofrecidas al público lector. En este rubro se considera tanto a las librerías como a cualquier individuo intermediario entre el editor y el consumidor.
El gran riesgo que corren es que los libros que adquieran no sean vendidos y su inversión no sea recuperada, pues al igual que el editor y el autor, dependen de las ventas de las obras literarias.
Finalmente, el editor es el personaje más importante de los cuatro, puesto que es el estratega y organizador del esfuerzo conjunto de todas las partes y por tanto, el principal responsable del éxito o fracaso de las ventas de un libro y por supuesto de la permanencia de una casa editorial.
De manera formal el editor “recibe el manuscrito de manos del autor, aporta el capital que se requiere, contrata los servicios de dibujantes, traductores y otros especialistas en la materia; turna a la imprenta el trabajo y lo supervisa; luego distribuye los libros producidos en los mercados potenciales… pone en marcha toda la maquinaria de la edición”[4].
De forma puntual podemos reconocer tres funciones principales del editor: la edición (desarrollo de manuscritos), producción (diseño de los mismos) y las ventas y mercadeo (promoción del producto final).
No hay que perder de vista el objetivo de todo editor el cual es: comunicar a través de la herramienta más utilizada para dicho fin como es el libro. Tampoco se esta precisando que las nuevas formas de comunicación por medio de nuevas tecnologías no sean buenas herramientas comunicadoras, de hecho al estar conciente de esto, gran cantidad de editores se han dado a la tarea de producir nuevos accesorios que complementen la edición de los libros tales como audios y videocintas, mismos que ya se pueden encontrar en librerías. Por tanto y a consideración de lo anterior, para toda publicación será necesario la existencia de los cuatro actores y la eficacia en su participación. Todos ellos dependen del que les antecede y sucede, sin embargo, el éxito final estará basado en la buena organización y liderazgo del editor, quien lleva a cuestas la responsabilidad de las ventas de un libro y el sostenimiento arduo de la casa editorial a la que representa.

[1] SMITH Datus C. Jr., Guía para la publicación de libros, México, 1966, 1ª edición en español 1991, p. 20.
[2] SMITH Datus C. Jr., OP. CIT., p. 23.
[3] IBID., p. 24.
[4] IBID., p. 29.
BIBLIOGRAFÍA:
SMITH Datus C. Jr., Guía para la publicación de libros, México, Edit: Asociación de Editores de Instituciones de Educación Superior de México y Universidad de Guadalajara, 1966, 1ª edición en español 1991, p. 7-31.

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