18 de septiembre de 2009

Columna (Tinta al vuelo)

CARTA A UN PRESIDENTE QUE PROMETIÓ CONTRARRESTAR LA INSEGURIDAD EN EL PAÍS
(Por Karina Moreno Rojas)

Estimado Presidente de los Estados Unidos Mexicanos:

Escribo a usted porque por desgracia la situación de inseguridad que vivo actualmente en el país no es la que yo esperaba para la fecha. Los constantes robos a mano armada que ha sufrido mi familia en calles que antes resultaban tranquilas me inquita e inspira para escribir estas líneas.
Recién ocupó usted el cargo de Presidente de la República en el 2003, propuso un plan contra la inseguridad en el país: plan anticrimen y antinarcotráfico. Resaltó que era justo que los mexicanos viviéramos en un ambiente de paz, tranquilidad y confianza; que merecíamos salir a la calle con la certeza de que la policía nos protegería en el caso remoto de sufrir algún robo u otro tipo de atentado.
Cierto es que el país ya tenía algunas problemáticas. Yo estaba consciente de que alguna vez habían traído, a una pariente mía lejana, en un taxi durante toda una tarde para que sacara de los cajeros dinero de las diversas cuentas bancarias que ella podía manejar y pertenecían a sus jefes. Sé también, que estuvo a punto de sufrir una violación pero gracias a que al “tipo” le dio miedo la enfermedad que ella le comentó tener, la dejó en paz.
Usted prometió atacar duro a la delincuencia y hasta la fecha lo sigue sosteniendo, aunque los resultados creo que no han sido los esperados. Hace algunos días, para ser exacta el sábado pasado, contestó en Los Pinos, durante el último informe de labores del titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, a José Luis Soberanes, ombudsman nacional, acerca de la necesidad que éste le planteó de quitar al ejército de las calles para que la Procuraduría General de la República (PGR) trabaje de forma adecuada, pues sostiene que con la milicia no lo hace.
En su respuesta planteó que coincide con él en que las labores militares deben ser de forma temporal, pero que por el momento su presencia es necesaria, legítima e indispensable. Es decir, defendió el uso de la fuerza militar para la captura del crimen organizado y precisó que seguirá así a pesar de los riesgos, críticas e incomprensión que conlleva.
He de reconocer que en el momento en que usted dibujó un paisaje lleno de tranquilidad para los mexicanos a su llegada a la presidencia, confiada en que ahora sí habría un cambio profundo, empezando por las calles y la corrupción, sonreí y me inundó un sentimiento de paz y armonía.
Comencé a usar faldas sin tener miedo a subir a los peseros o al metro, creí en sus palabras. Me imaginé un país mejor, donde pudiera salir y saludar a los que estaban a mi alrededor sin la desconfianza de no saber a quién se le dirige el saludo; creí que las familias no tendrían la necesidad de encerrarse por las noches hasta con candados por si alguien intentara meterse; pensé en poder mandar a la tienda a mi sobrino de 12 años con la seguridad de que regresará sano y salvo; realmente imaginé poder ir al cajero automático con el alma tranquila, y sin tener que estar volteando a cada rato con el pendiente de que alguien se vaya a meter mientras hago mis operaciones bancarias.
Sin embargo, ahora sé que me equivoqué. La seguridad de la que habló hace tres años nada más no la veo, por el contrario, me siento rehén de mis miedos y desconfianzas, presa de mis angustias y súbdita total del poderoso, sí, del poderoso aquel que tiene el control de mi vida con un arma, un secuestro, con su cuerpo mismo, con droga y golpes, aquel que me reta a desafiarlo y que no me atrevo a enfrentar sola.
Actualmente en México, sólo durante el 2008 en Ciudad Juárez se cometieron 2 mil 400 asesinatos aumentando a mil por ciento el número de ejecuciones en esa ciudad. De hecho forma parte de los principales estados con violencia y defunciones casi diarias (cabe mencionar entre ellas gran cantidad de decapitaciones) que son: Tamaulipas, Sinaloa y Baja California con el 60 por cientode homicidios. Cabe decir, que por desgracia son los jóvenes de entre 18 y 26 años los que más delitos cometen bajo el efecto de alcohol o droga, según la Encuesta de Victimización y Percepción de la Seguridad Pública realizada por el Comité de Consulta y Participación.
Yo he vivido la delincuencia de forma cercana: primero con mi hermana que estando a una calle de la casa la asaltaron dos tipos que venían en un taxi y entraron a la cuadra en sentido contrario, le arrebataron su bolso mientras la amenazaban con un arma. Meses después, a lo sumo dos, asaltaron a mi tía cuando iba a recoger del trabajo a su hija, creo que les gusta trabajar en pareja a los ladrones pues éstos también eran dos. El primero se le acercó y le dijo que soltara la bolsa, como ella no lo hizo comenzaron a forcejear y hasta una de las asas se rompió, entonces el ladrón desesperado sacó el cuchillo mientras su compañero sorprendía a mi tía por la espalda, no tuvo más remedio que dar su bolso.
Luego fue a mi novio, al salir de un cajero automático con los 12 mil pesos que entregaría a su socio capital del bar, le robaron el dinero al mismo tiempo que a otro señor que salía también del cajero. A ambos les pusieron un arma muy cerca de su cabeza. Y apenas hace un mes asaltaron a mi primo, hijo de aquella tía a la que le quitaron su bolso, en el pesero. La fórmula se repite: dos tipos se sentaron junto a él, le hicieron plática y una vez que lo consideraron oportuno le pidieron que les diera lo que trajera de valor y que ni gritara porque “ahí se quedaba”, la pistola escondida no lo hizo pensar dos veces y entregó lo que traía de valor.
Como puede percatarse, la inseguridad continúa e incluso está peor, al menos antes durante mucho tiempo, mis experiencias con la delincuencia no eran tan cercanas y ahora sí lo son. Creo que en gran parte esto sucede porque usted no se ha preocupado lo suficiente por el bienestar de la población mexicana, se ha enfocado en su lucha contra el narcotráfico, los problemas internos dentro de su partido, su legitimidad como presidente, y por supuesto, por el interés de todos los políticos en el poder: el dinero.
Si tan sólo tuvieran un poquito más de amor y respeto por sus habitantes emprendería verdaderas campañas contra la delincuencia y sobre todo, contra la corrupción que es la que alimenta a la primera.
México merece vivir tranquilo, confiado y en paz. Por ello lo exhorto a revalorizar la situación del país, ¿cree que realmente a obtenido logros en materia de seguridad con las acciones que ha llevado a cabo? Le invito a que lo medite y a que se dé el tiempo de analizar las necesidades y desgracias de su gente para que así, trabaje a favor de las personas que creyeron en su labor como Presidente y le otorgaron su confianza.



Atentamente:
Su servidora

1 comentario:

Unknown dijo...

Saludos!!!

Yo creo que no solo nos debe seguridad, sino también educación, salud, vivienda y trabajo, los cuales forjan a un país y lo convierte en próspero pero por desgracia cada dia veo mas lejano ese sueño, aunque no me rindo y mantengo el optimismo de que nosotros los jovenes harémos la diferencia, no se la fecha exacta pero estoy seguro que pasará, me da gusto que exista gente preocupada en los problemas de méxico y me da mas gusto saber que una excompañera de la secundaría este empezando con la conciencia, te felicito y espero poder seguir leyendo tus columnas karina, muchas felicidades, estamos en contacto.

Atentamente.

Luis Antonio Valdés Bernal.